La
autogestión obrera en Argentina como alternativa a la crisis capitalista.
Experiencias e historias de ‘Empresas Recuperadas por sus Trabajadores’ en San
Juan.
Worker´s self-management in
Argentina as an alternative to the capitalist crisis. Experiences and stories
of ´Enterprises Recovered by their Workers´ in San Juan.
Prado,
Flavia Cecilia[1]
Recepción:
12/03/2020 | Aceptación: 15/04/2020
Resumen:
La autogestión de empresas en San Juan dista mucho, en términos
cuantitativos, de la magnitud que el fenómeno ha alcanzado en los grandes
centros poblacionales del país. Sin embargo, su abordaje cualitativo es
importante, ya que si bien se registran sólo dos casos exitosos de Empresas Recuperadas
(Hotel Cacique Pismanta y Aserradero Santiago), éstas no son las únicas
experiencias de autogestión, destacándose también la situación de la Fábrica de
Galletitas Dilexis, el Hotel Nogaró y la Cerámica San Juan. Por ello, este
trabajo procura describir las diferentes experiencias exitosas y no exitosas de
recuperación de empresas y enmarcar el fenómeno en la trama del contexto
nacional.
El abordaje metodológico es de carácter exploratorio/descriptivo, orientado
a la reconstrucción de las condiciones y condicionamientos
histórico-estructurales apuntando a reintroducir las experiencias, situaciones
y actores implicados en los procesos. En el análisis se articulan bibliografía
especializada, información estadística, testimonios orales y fuentes
documentales disponibles.
Entre los principales hallazgos se destaca que las recuperaciones de
empresas han implicado un camino complejo en el que interviene una pluralidad
de actores con diversos grados de autonomía. Los intentos de autogestión aquí
descriptos, son claros ejemplos de las numerosas búsquedas de alternativas a las
persistentes crisis capitalistas que azotan el mundo del trabajo.
Palabras claves: Empresas Recuperadas por sus
Trabajadores // Procesos de autogestión obrera // San Juan.
Abstract:
The self-management of enterprises in San Juan is far,
in quantitative terms, from the magnitude that the phenomenon has reached in
the large population centers of the country, however its qualitative approach
reveals important aspects to highlight. Although in this province there are
only 2 successful cases of Enterprises Recovered by their Workers (the Hotel
Termas Pismanta cooperative and the Santiago sawmill), these are not the only
experiences of self-management, also highlighting the situation of the Dilexis
Cookie Factory, the Nogaró Hotel and San Juan Ceramic. Therefore, this work
tries to describe the different successful and unsuccessful experiences of enterprises
recovery in the province and frame the phenomenon in the plot of the national
context.
The methodological approach is exploratory/descriptive,
oriented to the reconstruction of the historical-structural conditions and conditioning,
aiming to reintroduce the experiences, situations and provincial actors
involved in the processes. The analysis includes specialized bibliography on
the subject, public statistical information, some oral testimony and available
documentary sources.
Among the main findings, it should be noted that the
recoveries of enterprises in San Juan have involved a complex path in which a
plurality of actors with different degrees of autonomy intervene. The attempts
at self-management described here, are clear examples of the numerous searches
for alternatives to the persistent capitalist crises that plague the world of
work.
Key
words: Enterprises Recovered by their Workers // Worker self-management
processes // San Juan.
1) Introducción:
En el presente artículo se recuperan algunos de los
hallazgos, resultados y reflexiones principales alcanzadas con la tesis de
grado “Empresas recuperadas por sus
trabajadores en San Juan. La experiencia de la Cooperativa Hotel Cacique
Pismanta: procesos de toma, recuperación y autogestión, desde la perspectiva de
sus trabajadores”, defendida por la autora en el mes de diciembre del 2018
en el marco de las carreras Licenciatura y Profesorado en Sociología (Facultad
de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de San Juan). Entre otras cosas,
dicha investigación procuró aportar al conocimiento de las experiencias de
autogestión en la provincia de San Juan devenidas durante el contexto de la
gran crisis de los años 2001-2002.
El proceso de recuperación de empresas quebradas o vaciadas
por sus patrones, que constituye el objeto de estudio del trabajo, se ha
extendido a lo largo de todo el territorio nacional hace algunas décadas,
concentrándose particularmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el
conurbano bonaerense, y en algunas provincias como Córdoba y Santa Fe.
Ciertamente, su expansión geométrica coincide con el contexto de inestabilidad
social y depresión económica que caracterizó al país hacia fines del siglo XX y
principios del XXI.
Se trata de un fenómeno complejo que ha adquirido un carácter
paradigmático dentro de lo que ha dado en llamarse “nuevas formas asociativas
de trabajadores”. Entre otros rasgos, las “empresas recuperadas” reproducen en
su interior aspectos de la llamada Economía Social: se comprometen con el
espíritu cooperativista y de autogestión, a la vez que se conducen bajo una
lógica de colaboración y trabajo entre sus miembros que, negando toda forma de
explotación, toma relativa distancia respecto a la lógica de acción típica de
las empresas capitalistas clásicas.
Por ello, dada la complejidad y dinamismo permanente de los
procesos de crisis capitalista, resulta de gran interés abordar las
características asumidas por las “empresas recuperadas” en la provincia de San
Juan. Ciertamente, el fenómeno de la autogestión en la provincia dista mucho,
en cuanto a la cantidad de casos registrados, respecto a la magnitud que el
mismo ha alcanzado en los grandes centros poblacionales del país. De acuerdo al
último relevamiento realizado por el Programa Facultad Abierta (2014)
desarrollado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires, existen sólo dos casos de Empresas Recuperadas por sus Trabajadores
(ERT) en San Juan: la cooperativa Hotel Termas Pismanta y el aserradero
Santiago.
Ahora bien, pese a que formalmente se han registrado sólo
estos dos casos exitosos de recuperación de empresas en San Juan, no
constituyen las únicas experiencias locales de autogestión. En efecto, existieron
en la provincia varias iniciativas de recuperación de empresas que, si bien no
lograron consolidarse como ERT, experimentaron un breve inicio en la
autogestión con la intención explícita de lograrlo: la Fábrica de Galletitas
Dilexis, el Hotel Nogaró y el caso de la Cerámica San Juan. La recuperación de
empresas es también un fenómeno importante en San Juan, tal vez más en términos
cualitativos que cuantitativos (si consideramos sólo el número final de ERT en el
contexto nacional), pues los varios intentos de “ocupación” y “recuperación” de
fábricas y empresas, otorgaron gran protagonismo a los colectivos de
trabajadores y validaron sus argumentos reunidos en pos de la “defensa de sus
fuentes laborales”. En este sentido, la pregunta rectora del trabajo será ¿cuáles
fueron y cómo se suscitaron los procesos de recuperación de espacios
productivos y laborales por los propios trabajadores en la provincia de San
Juan, en el marco de la crisis estructural que afectó al país en el año
2001-2002?
Así, el periodo temporal del trabajo se circunscribe al
proceso de crisis estructural del 2001-2002, mientras que el recorte espacial
del objeto de investigación se ha concentrado en torno a las experiencias
sanjuaninas de autogestión.
Respecto al abordaje teórico-epistemológico, como el trabajo
es resultado de una tesis se han recuperado aportes de dos núcleos conceptuales
esenciales:
· la Sociología del Trabajo que aporta una mirada integral
sobre las condiciones histórico-sociales que intervienen en el mundo del
trabajo, clarificando los vínculos entre sociedad-trabajo-empresa-producción; y
· la Sociología de la Organización coadyuvó a poner en valor la
acción e interacción de los trabajadores, insertos en las tramas
organizacionales.
Los aportes de ambos enfoques teóricos han sido de gran
utilidad y se verán reflejados articuladamente en las páginas que siguen.
El abordaje metodológico es de tipo exploratorio/descriptivo
de carácter “sociohistórico”, anclado en la búsqueda y articulación de fuentes
testimoniales y documentales. Los testimonios fueron recabados a partir de
entrevistas en profundidad, realizadas a trabajadores de algunas empresas en
cuestión, aplicadas durante el trabajo de campo de la tesis y permitieron
ahondar en la descripción y reconstrucción analítica de los escenarios. La
selección de los trabajadores tuvo un carácter teórico e intencional, siguiendo
dos criterios fundamentales: heterogeneidad y accesibilidad (Padua, 2010). En
cuanto a las fuentes documentales, se trata de normativas, periódicos locales y
nacionales y estadísticas públicas, orientadas a la reconstrucción de las
condiciones y condicionamientos histórico-estructurales de las empresas
recuperadas en la provincia. En relación al análisis de datos, se siguió el
esquema propuesto por Miles y Huberman (1994), comenzando por la recolección de
información, luego su reducción/simplificación (según ciertas categorías de
análisis) y finalmente la delimitación de conclusiones generales.
2) Devenir de las
Empresas Recuperadas por sus Trabajadores en el contexto nacional.
Entre las características distintivas de la sociedad
argentina durante la mayor parte del siglo XX, puede mencionarse la
configuración de una estructura social relativamente más igualitaria en
comparación con la de otros países de América Latina signada, entre otras cosas
por la expansión y peso social adquirido por las amplias capas medias. No
obstante, a raíz del último golpe de Estado devenido en 1976 el país
experimentó una significativa transformación vinculada al abandono del modelo
sustitutivo de importaciones y adopción de uno nuevo basado en la apertura y
desregulación económica.
Con la dictadura militar impuesta desde el 24 de marzo de
1976, fueron aplicadas una serie de disposiciones sociales y económicas
tendientes a eliminar simbólica y materialmente los pilares centrales del
modelo anterior. Ello implicó la puesta en marcha del “terrorismo” de Estado en
el país, acompañado por medidas económicas tendientes a desarticular las bases
materiales del modelo sustitutivo redistribucionista, que estaba fundado
esencialmente en la industrialización, la organización sindical
institucionalizada y la protección mercado-internista. En efecto, durante esta
etapa fueron destruyéndose correlativamente, la organización sindical y la
industria nacional, entre otras; dando lugar a un doble proceso social:
“desindustrialización/desproletarización” (Algañaraz y Casas, 2011, p.
135).
Los organismos internacionales en este contexto, se
convirtieron en actores claves en el devenir de las políticas económicas
argentinas. Al finalizar la década del ´80 los gobiernos latinoamericanos
atravesaban por graves distorsiones en sus economías, que se caracterizaban por
un elevado déficit fiscal (el de sus balanzas de pago), desempleo e inflación
creciente. Se observaba también, baja acumulación de capital, altos niveles de
endeudamiento, caída importante en la disponibilidad de créditos
internacionales para inversiones productivas y fuga de capitales. Todo esto
puso en evidencia, lo que desde la Sociología del Trabajo podría señalarse como
el final de un modelo de acumulación de capital y el comienzo de otro.
Luego de una etapa de marchas y contramarchas en la
configuración del modelo neoliberal en las postrimerías de los setenta, fue gestándose
una segunda etapa del mismo durante la década de 1980, que terminará por
alcanzar niveles de profundización y perfeccionamiento con la asunción como
presidente de Carlos Menem en 1989. Los cambios radicales en la economía fueron
promovidos e instaurados por políticas que establecieron una serie de
transformaciones institucionales, entre las que se destaca la modificación del
rol del Estado, la especulación financiera, la liberalización y desregulación
de los mercados, incluyendo el mercado de trabajo que hasta entonces fue un
pilar central de las políticas implementadas en esa materia.
En cuanto a las transformaciones realizadas a partir de los
noventa, que conforman la antesala de los procesos de recuperación de empresas,
es necesario abordar más detenidamente esta etapa, con el propósito de
aproximarse comprensivamente a la relación entre el contexto de crisis del país
y el inicio de experiencias autogestionadas en empresas quebradas.
Durante la compleja década de 1990, Argentina atravesó por
una significativa caída en los índices de desarrollo económico y deterioro de
las condiciones de vida de la población, por efecto del abrupto aumento de la
pobreza. Ello redundó en un incremento de las desigualdades sociales siendo particularmente
los sectores trabajadores los más perjudicados. Así, el crecimiento del sector
informal de la economía, la precarización laboral, extensión de la pobreza e
indigencia y aumento del desempleo fueron los rasgos determinantes del periodo.
Por efecto de este escenario político, económico y social
altamente adverso, numerosos trabajadores de las distintas ramas de la
producción de bienes y servicios, realizaron interminables huelgas en todo el
país. Correlativamente, impulsaron diversas formas de asociación y conformación
de redes como formas de sobrevivencia o alternativas para mantener sus fuentes
laborales. Entre ellas se destacan la “Red Global de Trueque” (planteada como
un sistema complementario al mercado desde 1995); las “Ferias de verduras
libres de agroquímicos y productos artesanales” (surgidas como políticas
públicas municipales en la provincia de Santa Fe en el año 2002) y, por
supuesto, las Empresas Recuperadas por sus Trabajadores (o ERT) que surgieron a
partir del año 2001 “…ante la pérdida de los puestos de trabajo en condiciones
de crisis generalizada, sin apoyo ni contención significativa por parte de los
partidos políticos, sindicatos o programas estatales…” (Ruggeri, 2014, p. 15).
3)
El breve gobierno de “La Alianza” y la crisis estructural del 2001: impactos en
el mundo del trabajo.
El
24 de octubre de 1999 asumió el gobierno nacional “La Alianza”, coalición
encabezada por Fernando De La Rúa (referente de la Unión Cívica Radical) y Carlos
“Chacho” Álvarez (impulsado por un sector de centro-izquierda), sosteniendo la
“Convertibilidad” como eje incuestionable del desarrollo económico. La gestión
de la Alianza fue muy breve pero intensa: recesión económica, devaluación y
deuda externa en crecimiento fueron algunas de las variables que signaron un
difícil contexto, afrontado con políticas de ajuste fiscal. En muy poco tiempo,
el gobierno entró en un círculo vicioso en el que prácticamente aceptaba todas
las sugerencias del FMI. Dicho organismo multilateral de crédito facilitó
constantemente financiamiento externo, siendo el gobierno sometido a un
monitoreo permanente. Correlativamente, se agudizaron los problemas
estructurales de la economía nacional. En efecto, el gobierno terminó por
endeudar aún más al país y aplicar una serie de medidas extremas como, por ejemplo,
recortes salariales cuando la economía entraba en recesión. Todo esto
constituyó la antesala del desbarranco del gobierno de La Alianza.
“...Las intensas pujas entre los
múltiples grupos políticos integrantes de la coalición que ocuparon cargos en
el Estado, habían virtualmente paralizado al sector público durante los cortos
años de gestión aliancista. Al punto que, sobre la desarticulación y desguace
dejados por la impronta neoliberal de Menem, se acumuló el desmantelamiento
provocado por las disputas políticas dirimidas, precisamente en el seno mismo
del aparato burocrático estatal...” (Thwaites Rey, 2008, p. 78).
Corvalán
(2010) ha señalado que la Alianza dejó de funcionar en muy poco tiempo como una
coalición de gobierno, ya que no solo De la Rúa se concentraba en un grupo de
asesores de confianza, sino que a su vez la coalición se había visto debilitada
ante la renuncia del vicepresidente Carlos Álvarez. Esta suerte de aislamiento
del campo político, sumado a la falta de decisión y fuerza política propia
derivó en una pérdida de confianza de parte del grueso de la sociedad. Ante la
falta de soluciones a los problemas económicos y los grandes disturbios sociales,
De la Rúa debió renunciar.
A
fines de noviembre de 2001 se produjo un fuerte crack bancario, ocasionado por
las limitaciones que el Gobierno impuso a los ciudadanos para el retiro de
dinero en los Bancos, situación que dio origen al denominado corralito.
“...Este no sólo incluía los ingresos, atesoramientos e inversiones de pequeños
propietarios, sino también los salarios: la bancarización decretada
anteriormente forzaba a realizar todas las transacciones económicas a través de
los bancos...” (Carrera y Cotarelo, 2006, p. 29). A su vez, los empleados
públicos percibían sus sueldos con atraso y parcialmente pagados en bonos
provinciales, de igual modo que los desocupados, sus subsidios. Una situación
similar fue sobrellevada por muchos asalariados privados, que recibieron sus
salarios en pequeñísimas cuotas. Se produjo así la desaparición del dinero como
medio de cambio.
Las
protestas de diciembre fueron, en lo inmediato, la respuesta al corralito, que
recibió un repudio generalizado, no sólo de los “ahorristas de clase media”,
sino también de organizaciones sindicales. Este fue el precedente de la crisis
institucional y estructural de diciembre de 2001. Carrera y Cotarelo (2006) lo
califican como un proceso que comienza con las movilizaciones convocadas por
las centrales obreras y organizaciones de pequeños y medianos empresarios,
continúa en la huelga general, cortes de rutas, saqueos, manifestaciones y
lucha callejera, ataques a edificios públicos, bancos y empresas privatizadas,
así como cacerolazos, hasta culminar en el combate callejero en el centro
político del país.
Para el mercado de trabajo, la crisis significó cesantías de
la fuerza laboral, el cierre de fábricas y empresas, exiguas e insuficientes
respuestas reivindicatorias por parte de la dirigencia sindical, agudización
del empobrecimiento de amplias capas de la sociedad y escasas perspectivas de
cambio social. En contraposición y como corolario muchas organizaciones
sociales desplegaron estrategias de acción directa y combativa, situaciones que
permitieron reconfigurar las relaciones de fuerza con el resto de los actores,
habilitando nuevos espacios sociales y formas de productividad e intercambios.
En este sentido, emergieron nuevas identidades, contenidos y formas de acción.
4)
Dimensionando el fenómeno de recuperación de empresas a nivel nacional.
El fenómeno de
ocupación de fábricas y/o empresas no es algo nuevo en Argentina. Sus orígenes
se remontan a la década de 1950, cuando los trabajadores ocuparon cientos de
fábricas, por breves períodos, como parte de planes de lucha de carácter
sindical y político. Con posterioridad, en la década de 1980 se registraron
casos aislados de ocupación y control obrero de fábricas. Sin embargo, dicho
fenómeno fue mucho más visible recientemente con la profunda crisis de fines de
los años ´90, en tanto se multiplicaron y complejizaron las experiencias de
empresas recuperadas por sus propios trabajadores.
Es el delicado
contexto de esta crisis el que
“...aumenta la cantidad de unidades
productivas factibles de entrar en procesos de quiebra o cierre -territorio
potencial para la recuperación-, y altera en forma regresiva las alternativas
tradicionales de los trabajadores de enfrentar el desempleo, convirtiendo en
más favorables los costos de oportunidad para la realización de acciones no
convencionales...” (Salgado, 2011, p. 3).
Aunque los casos
de autogestión obrera de empresas y fábricas quebradas, vaciadas o abandonadas
por sus patrones no carecían de antecedentes históricos es, a fines de los
noventa, cuando se convierten en un movimiento con características e identidad
propias. Las características que asumió este fenómeno en Argentina adquirieron
relevancia a nivel mundial y varios especialistas advirtieron la posibilidad de
que el avance sobre la propiedad privada, pudiese expandirse a todos los
aspectos sociales. Sin embargo, esto no sucedió, quedando de manifiesto que el
propósito de la recuperación de las empresas en contexto de crisis, implicó
fundamentalmente una estrategia de los propios trabajadores para mantener su
fuente laboral.
Las ERT intentan
reproducir en su interior algunos aspectos que, vistos desde la Sociología de
la Organización, promueven la ruptura con aquellos parámetros tradicionales de
la economía de mercado y permiten estructurarse como nuevas formas de
asociatividad y con el espíritu cooperativista, de autogestión, colaboración y
compromiso ético-social.
La autogestión
obrera constituye un particular tipo de dinámica laboral, llevada a cabo en las
difíciles condiciones de una crisis avasalladora. Experiencia que, al mismo
tiempo, está sujeta a la creatividad de sus protagonistas para superar una
situación estructural sin salida. En efecto, los obreros de las ERT enfrentaron
el conflicto de la cesantía a través de la ruptura del entramado de las
relaciones productivas capitalistas (patrón/obrero).
“...Más allá de sus limitaciones y su
magnitud, estas experiencias han implicado una mayor influencia directa de los
trabajadores sobre la esfera de la “economía” y, por lo tanto, grados
crecientes de empoderamiento social sobre la propiedad privada, el uso y el
control de recursos y actividades económicas...” (Antón, Rebón y otros, 2010,
p. 108).
Entendiendo que
la “autogestión” se encuentra en el seno mismo de las ERT resulta pertinente
revisar algunos de sus alcances conceptuales y políticos. Siguiendo a Di Tella
(2008) la autogestión refiere a un modelo de organización de ciertas
actividades sociales, en el cual las decisiones de conducción son adoptadas por
las personas que participan de las mismas. En ese sentido, implica dos
afirmaciones:
· Eliminación o atenuación de las
diferencias jerárquicas; o sea, de la distinción entre directivos y
trabajadores.
· Autonomía respecto de la injerencia
de poderes o autoridades externas.
Así, la
autogestión es considerada una modalidad altamente participativa, en la que se
transfiere el poder del empresario a los trabajadores. Se trata de un sistema
de autogobierno de las empresas, en virtud del cual se delega la facultad de
formular y adoptar decisiones a instancias compuestas por representantes del
personal y designados por ellos mismos.
Respecto del
camino elegido por la mayoría de las ERT, la conformación de cooperativas de
trabajo es la figura legal que viabiliza la recuperación productiva y laboral
de la empresa. El cooperativismo posibilita asumir el control de la empresa sin
afrontar las deudas contraídas por los antiguos dueños, algunas disminuciones
impositivas, recibir subsidios u otro tipo de apoyo público y realizar
operaciones comerciales, además de presentarse ante un juzgado como un eventual
sujeto de continuidad laboral y la posibilidad de obtener la expropiación por
parte del Estado.[2]
El lema del Movimiento
de los Sin Tierra[3] de
Brasil “Ocupar, Resistir, Producir”, describe de forma bastante precisa la
secuencia seguida en las diferentes recuperaciones de empresas que tuvieron
lugar en la Argentina en el pasado reciente.
El desafío de la
puesta en marcha de la empresa recuperada es preservar y desarrollar relaciones
económicas autogestionarias, inclusive cuando el producto del proceso deba
atenerse a las reglas de la competencia en el mercado capitalista. En ese
sentido, aunque los trabajadores se sientan “dueños” de su trabajo, no es
posible evitar que ese trabajo autogestionario dependa de las relaciones
sociales hegemonizadas por el capitalismo. De modo que, si bien el proceso de
producción es diferente en empresas cooperativas, estas necesitan insertar sus
productos en un mercado capitalista para subsistir. Es esta una razón más, que
permite sostener y convalidar que la existencia y autogestión de las ERT, no
implican un cambio de régimen político opuesto al vigente.
Los trabajadores
logran concretar la transición de sus roles (trabajador en la fase productiva a
gestor) cuando la producción está en marcha. Muchas veces, en este momento
toman autoconciencia de sí mismos como obreros y también como patrones, de
trabajador asalariado a trabajador autogestionario. Pero este aspecto no
solamente alcanza a los trabajadores y sus lógicas de acción, sino que
interpela también a los mismos instrumentos legales y tributarios que regulan
las modalidades del trabajo en tanto categoría analítica y como aspecto
constitutivo de la identidad y dignidad de las personas en sociedad.
En Argentina
existen varias ERT reconocidas mundialmente como fenómenos a imitar, entre
ellos merecen mencionarse: IMPA (Industria Metalúrgica y Plástica Argentina,
primera ERT del país); Brukman (fábrica textil); FaSinPat (ex Zanón, fábrica de
cerámicos); La Nueva Esperanza (ex Grissinopli, panificadora). Sin embargo, el
Hotel BAUEN (Buenos Aires Una Empresa Nacional) y la cooperativa Artes Gráficas
Chilavert son casos de ERT que tuvieron gran impacto social, político, cultural
y económico a nivel mundial, ya que fueron pioneras y representativas de la
recuperación de ex-empresas propiamente capitalistas.
Existen
múltiples estudios académicos que visibilizan el carácter científico de abordar
un estudio sobre la autogestión. La mayor parte de las obras dedicadas al estudio
de las ERT, (Ruggeri, 2010; Rebón y Salgado, 2008; Hudson, 2007; Gambina y
otros, 2006; Fajn, 2003) caracterizan al fenómeno como una estrategia
defensiva. En este sentido, concuerdan en que el objetivo primordial de la toma
y posterior recuperación de empresas era defender sus fuentes de trabajo y
mantenerlas en funcionamiento, siendo el elemento detonante la crisis
estructural que afrontó el país en 2001. En sintonía, Pizzi e Icart (2014)
señalan que el fenómeno de recuperación de empresas en quiebra o en proceso de
cierre por parte de sus trabajadores tuvo lugar en el contexto de la profunda
crisis económica, política y social argentina de los años 2001 y 2002. Dicha
estrategia fue visualizada por sus protagonistas como el último intento para
salvar sus fuentes de trabajo.
Siguiendo esta
línea, la Fundación CIESO (Centro de Investigación de la Economía Social)
cuenta con varias investigaciones sobre las cooperativas de trabajo. Mario
Elgue, en su libro denominado “Más allá de lo económico y lo social” (2006),
presenta el fenómeno de las cooperativas de trabajo como formas estratégicas de
organización para superar la desintegración de la unidad productiva en tanto
fuente de trabajo. En este sentido, las unidades productivas (empresas) tomadas
y/o recuperadas son consecuencia de un estado particular de la fuerza de
trabajo desocupada que adopta las formas de cooperativas, constituyendo una
propuesta superadora de otras formas de asistencia a desempleados, ya que
preservan la cultura del trabajo y la dignidad de sus actores.
El Programa
Facultad Abierta[4]
editó una trilogía en el año 2014, resultado de los trabajos expuestos en el IV
Encuentro Internacional “La Economía de los Trabajadores” realizado en João
Pessoa (Brasil, 2013) que significó una trascendental compilación
académico-científica para los estudios de la temática. En el primer relevamiento, efectuado en los últimos meses de 2002 y
los primeros de 2003, se recuperó información referida a 59 casos. El segundo,
realizado en 2004, captó datos sobre 72 ERT. Y el tercero, que tuvo lugar en
2010, dio cuenta de 85 casos en estudio. En cuanto al cuarto relevamiento,
realizado entre fines de 2013 y principios de 2014 tuvo una particularidad: se
centró en los casos más recientes; es decir, aquellos detectados desde el
cierre del tercer relevamiento en marzo de 2010, los que podrían llamarse “nuevas
empresas recuperadas”. En todos los casos, las unidades productivas relevadas
corresponden al contexto nacional. Ese cuarto relevamiento captó un total de
311 ERT en Argentina, donde 13.462 personas desarrollaban su labor. De estas,
las “nuevas recuperadas” surgidas desde el cierre del tercer relevamiento, en
marzo de 2010, son sólo 63; de ellas 41 corresponden a los dos últimos años de
dicha investigación (2012 y 2013)[5].
Cabe aclarar que
el fenómeno de las ERT trascendió la inmediata situación de crisis como lo
demuestran las cifras que se examinarán más adelante. Las ERT continúan
creciendo y esto se visualiza en dos direcciones: por un lado, las “antiguas”
ERT (aquellas surgidas en la década de los ´90 y durante la crisis de 2001 y
años posteriores) se consolidan y, en algunos casos crecen; por el otro,
aparecen “nuevas recuperadas” (aquellas surgidas durante los años 2010-2013).
El cuarto y
último relevamiento presentado por el Programa de Facultad Abierta contabilizó
un total de 311 ERT, ocupando a 13.462 trabajadores. De estas, las “nuevas
recuperadas”, surgidas desde el cierre del tercer relevamiento en marzo de
2010, son 63, 41 de las cuales corresponden específicamente a los años 2012 y
2013. Ahora bien, si se toma como línea de corte el año 2004 (al considerar una
etapa de crecimiento y recuperación de la economía nacional, luego de la crisis
de 2001), el número de ERT existentes es 163, lo que representa el 52,4% del
total de empresas recuperadas registradas desde el primer relevamiento hasta el
último. Es posible sostener entonces, que la cantidad de ERT que iniciaron su
actividad en el período poscrisis es equiparable al número de aquellas creadas
en el marco de la coyuntura económica del 2001-2002 y durante la década
anterior.
A propósito, y a
modo ilustrativo, se presenta el siguiente cuadro que pone de manifiesto la
evolución histórica de los casos de ERT en el país, previa crisis de 2001 al
año 2014:
Cuadro N° 1: ERT en Argentina, según provincia
de localización, periodo 2010-2013. Valores absolutos, relativos e índice de
variación.
Orden |
Provincias |
ERT 2010 |
Brecha |
2010 % |
ERT 2013 |
2013 % |
Brecha |
Índice de evolución/ variación 2013/2010 |
1 |
Total Argentina |
205 |
---- |
100,0 |
311 |
100,0 |
---- |
50,7 |
2 |
CABA |
39 |
1,00 |
19,0 |
58 |
18,8 |
1,00 |
48,7 |
3 |
GBA |
76 |
1,95 |
37,1 |
97 |
31,4 |
1,67 |
27,6 |
4 |
Bs. As. (interior) |
31 |
0,79 |
15,1 |
46 |
14,9 |
0,79 |
48,4 |
5 |
Santa Fe |
20 |
0,51 |
9,8 |
26 |
8,4 |
0,45 |
30,0 |
6 |
Córdoba |
5 |
0,13 |
2,4 |
14 |
4,5 |
0,24 |
180,0 |
7 |
Mendoza |
7 |
0,18 |
3,4 |
7 |
2,3 |
0,12 |
0,0 |
8 |
Entre Ríos |
5 |
0,13 |
2,4 |
5 |
1,6 |
0,09 |
0,0 |
9 |
Corrientes |
4 |
0,10 |
2,0 |
5 |
1,6 |
0,09 |
25,0 |
10 |
Chaco |
3 |
0,08 |
1,5 |
9 |
2,9 |
0,16 |
200,0 |
11 |
Chubut |
2 |
0,05 |
1,0 |
3 |
1,0 |
0,05 |
50,0 |
12 |
La Pampa |
3 |
0,08 |
1,5 |
5 |
1,6 |
0,09 |
66,7 |
13 |
La Rioja |
3 |
0,08 |
1,5 |
4 |
1,3 |
0,07 |
33,3 |
14 |
Neuquén |
3 |
0,08 |
1,5 |
6 |
1,9 |
0,10 |
100,0 |
15 |
Río Negro |
1 |
0,03 |
0,5 |
8 |
2,6 |
0,14 |
700,0 |
16 |
San Juan |
2 |
0,05 |
1,0 |
2 |
0,6 |
0,03 |
0,0 |
17 |
Tierra del Fuego |
1 |
0,03 |
0,5 |
1 |
0,3 |
0,02 |
0,0 |
18 |
Catamarca |
0 |
0,00 |
0,0 |
1 |
0,3 |
0,02 |
---- |
19 |
Jujuy |
0 |
0,00 |
0,0 |
2 |
0,6 |
0,03 |
---- |
20 |
Misiones |
0 |
0,00 |
0,0 |
4 |
1,3 |
0,07 |
---- |
21 |
San Luis |
0 |
0,00 |
0,0 |
5 |
1,6 |
0,09 |
---- |
22 |
Tucumán |
0 |
0,00 |
0,0 |
1 |
0,3 |
0,02 |
---- |
23 |
Resto, excepto Sta. Fe, BA, GBA |
39 |
1,00 |
19,0 |
82 |
26,5 |
1,41 |
110,3 |
24 |
BA, GBA, Sta. Fe |
111 |
2,85 |
54,1 |
148 |
47,9 |
2,55 |
33,3 |
25 |
CABA, BA, GBA, Sta. Fe |
166 |
4,26 |
81,0 |
227 |
73,5 |
3,91 |
36,7 |
Fuente: Elaboración propia en base al
tercer y cuarto relevamiento de ERT (Ruggeri, 2010 y 2014).
En función de
los datos presentados, es posible argumentar que el panorama de las ERT en las
provincias argentinas es el siguiente: 21 de las 24 provincias del país
contaban con al menos una ERT en el año 2013. Esto muestra una evolución
ascendente. Desde del año 2010, se contabilizaron 5 nuevas empresas recuperadas
en provincias que antes no contaban con ERT. De todos modos, se trata de un
fenómeno incipiente y en fortalecimiento si se observan los niveles
porcentuales.
Es importante
mencionar que la mitad de los casos del total del país se ubica en el Área
Metropolitana de Buenos Aires y la otra mitad la conforma el resto de las
provincias. En buena medida, esto refleja un problema de acceso a los datos de
todo el país pues ello resulta un proceso complejo y económicamente difícil de
sustentar desde un Programa que se ejecuta en Buenos Aires. Sin embargo, vale
aclarar que, según los datos de los relevamientos anteriores, hubo un notable y
proporcional crecimiento de las ERT en algunas de las provincias, siendo Buenos
Aires la provincia que continúa concentrando la mayor proporción de casos.
En términos
generales, el sector evolucionó notablemente, aunque algunas provincias
mantuvieron la cantidad de ERT (el caso de Entre Ríos, Mendoza y San Juan);
pero en ninguna de ellas descendió su cantidad.
Ahora bien, circunscribiendo
la mirada analítica en torno a la provincia de San Juan, son muy pocos los
estudios académicos existentes sobre las empresas locales recuperadas en
tiempos del neoliberalismo. En líneas generales, se trata de estudios
exploratorios y más bien contextuales que ayudan a completar el panorama del
fenómeno a nivel nacional. Albergucci, Arancibia, Chulman y otras (CTA
Ediciones, 2009) reúnen la experiencia de seis ERT en Argentina, siendo una de
ellas el caso sanjuanino del Hotel Termas Pismanta. Hay que destacar, también,
que dicho caso fue analizado en profundidad en la tesis de grado que da origen
a este trabajo[6] y
además ha sido incluido en el relevamiento realizado por el Programa Facultad
Abierta. En lo que sigue focalizaremos el lente analítico en las diversas
experiencias de autogestión laboral en San Juan, independientemente de si
resultaron exitosas o no.
5) Respuestas de los trabajadores a
la crisis: los procesos de recuperaciones (exitosos y no exitosos) de empresas
en la provincia de San Juan.
Como se detalló
anteriormente la Argentina del año 2001, estuvo marcada por la crisis
estructural y la consecuente lucha de los trabajadores por mantener sus fuentes
laborales. Ante ese escenario, cientos de
trabajadores protagonizaron sucesivas huelgas y desplegaron múltiples iniciativas de sobrevivencia, entre
las que se encuentra la recuperación de empresas. Sobre éste fenómeno, hay que indicar
que a lo largo del país hubo muchos intentos por consolidar estas experiencias,
pero no todos los casos resultaron exitosos. Particularmente, la provincia de
San Juan cuenta con diversos casos que merecen ser destacados.
i) Fábrica de galletitas Dilexis:
Examinando
la escasa información disponible sobre la situación que se vivió en la fábrica
de galletas, puede señalarse que Dilexis fue la primera fábrica del rubro en la
provincia. Fue puesta en funcionamiento a fines de la década del ´70 amparada
en el régimen de promoción de la Ley nacional N° 20.560 y provincial N° 19.375
del Plan Huarpes. Hacia principios de los años ´80, el gobierno de la última
dictadura militar no cumplió con los subsidios prometidos y mientras el
establecimiento estaba en su período de prueba, el grupo económico Sasetru
(Salimei, Seitún y Trucco) responsable de la misma, terminó quebrando. Según
Diario de Cuyo, “en 41 años, la fábrica de galletitas atravesó por una serie de
marchas y contramarchas para comenzar su actividad en la provincia, cosa que se
materializó recién en 2003”. (Olivera, Diario de Cuyo, 29 de marzo de 2017)
Bajo
el nombre Dilexis, el entonces gobernador de San Juan, José Luis Gioja inauguró
la fábrica de galletitas ubicada en Albardón, luego de estar paralizada durante
más de 20 años. Pero “...desde esa fecha, también experimentó el cambio de
propietarios y su último dueño fue la internacional Pepsico, subempresa
encargada de la fabricación de alimentos de la mundial marca de bebidas
Pepsi...” (Olivera, Diario de Cuyo, 29 de marzo de 2017)
En
efecto, luego de varias etapas que incluyeron cierres, quiebras, diferentes
administradores, muchas promesas políticas incumplidas e incluso intentos de
ocupaciones por parte de los empleados en el año 2011 (proceso que finalmente
no prosperó), el gobierno provincial estableció un convenio con la
multinacional Pepsico, quién hasta el 2017 se hizo cargo de su administración
(Diario Huarpe, 1 de septiembre de 2011). Una de las principales promesas de la
compañía antes de asumir la concesión de la empresa, fue mantener la planta de
personal que sumaba entonces 680 personas. Asimismo, potenciar las inversiones
en San Juan no sólo desde el punto de vista comercial sino también del
productivo.
Sin
embargo, la reciente crisis de Pepsico que implicó la cesantía de varios
puestos de trabajo en distintas plantas del país, hizo crecer la amenaza de que
esto se repetiría en la fábrica de galletas. Según un periódico nacional (Sainz,
Diario La Nación, 29 de marzo de 2017) actualmente la fábrica fue comprada por
la compañía nacional Tía Maruca, prometiendo mantener los casi 350 puestos de
trabajo que hoy tiene el emprendimiento.
Al
respecto, el presidente y fundador de la firma Tía Maruca, Alejandro Ripani
expresó:
La fábrica de Dilexis se levanta en la
provincia de San Juan y es una de las plantas más grandes y modernas del
mercado local de galletitas. Se trata de una fábrica que es verdaderamente
emblemática de la provincia, ya que originalmente perteneció al grupo Sasetru y
después de permanecer cerrada durante muchos años fue reabierta por un
empresario local que después se la vendió a Pepsico (Sainz, La Nación, 29 de marzo
de 2017).
ii) Hotel Nogaró:
La
segunda experiencia a destacar, corresponde al Hotel Nogaró (actual Gran Hotel
Provincial), que tiene muchos puntos en común con la experiencia del Hotel
Termas Pismanta. Según una nota periodística de Diario de Cuyo (2004) se
enuncia: “La inauguración de la empresa fue en el año 1967, bajo la figura del
primer hotel de 4 estrellas existente en la provincia. Al igual que el Hotel
Pismanta, fue construido por impulso del gobierno y entregado en concesión a la
cadena Nogaró para su explotación. Al termino de 5 años, esta empresa se
disolvió, pero el hotel prosiguió con el mismo nombre, aunque gerenciado ahora
por miembros de la familia Graffigna” (Diario de Cuyo, 29 de octubre de 2004).
Ese
hotel era símbolo de la “alta sociedad” y recibía los visitantes más
reconocidos y con mayor capital social. En las décadas del '70 y '80, el establecimiento
fue símbolo de status, pagándose importantes sumas para tomar un té o un trago
en las noches. Sin embargo, a fines de la década del ´80 el hotel empezó a
decaer, siendo adjudicado en concesión nuevamente en el año 1989. No obstante,
con el desgaste propio de estos espacios, la poca inversión en mantenimiento y
refacción, la competencia de nuevos hoteles de igual o mayor categoría, junto
con la acumulación de deudas con la AFIP, de IVA, aportes y contribuciones
patronales, la administración Graffigna tuvo que retirarse del hotel.
Ante
la posible pérdida de sus puestos de trabajos, en septiembre del año 2002, 40
empleados del Hotel se agruparon bajo la forma de cooperativa y, con el visto
bueno del Grupo Graffigna, tomaron el gerenciamiento del mismo.
Sin
embargo, como detalla el Diario Tiempo de San Juan, “el manejo de los empleados
fue bueno para mantener el hotel abierto y funcionando, pero no fue suficiente
para mantener su estatus...”. (Pastor, Tiempo de San Juan, 26 de marzo de
2013).Por ello, finalmente el Estado provincial llamó a licitación del Hotel y
el 1° de junio de 2005, el Grupo América se hizo cargo de la administración,
otorgándole el nombre de Gran Hotel Provincia, culminando así la promisoria
etapa de autogestión obrera.
Vale
referirse a las reflexiones de María, una de las trabajadoras entrevistadas
sobre las razones por las cuales los trabajadores del Hotel Nogaró no pudieron
mantenerse en la autogestión:
En un momento trabajamos casi a la par
el Hotel Pismanta y el Nogaró, estuvimos en contacto, digamos que se peleaba
por los dos hoteles. Desde Pismanta hacemos el chiste interno de que los 200
kilómetros de distancia a nosotros nos ayudaron, porque en esa época donde no
teníamos todavía la concesión, todos los días nos levantábamos diciendo ya va a
llegar la policía, la gendarmería o quién sea a sacarnos y nunca llegaron.
Nosotros decíamos 200 kilómetros eran mucho, ¿quién va a venir? En el Nogaró,
en cambio, estaban más cerquita. (María, comunicación personal, 13 de enero de 2016)
iii) Cerámica San Juan:
El
tercer caso de ERT truncada corresponde a la Cerámica San Juan, ubicada en el
Departamento Rivadavia. Según información recapitulada desde diversas notas
periodísticas, se puede señalar que el conflicto en dicha cerámica comenzó en
el año 2015, cuando el antiguo patrón empezó a atrasarse en el pago de sueldos
y aguinaldos. Se generó así una deuda con el personal que fue creciendo al
punto que a cada uno de los empleados se le debía, hasta mayo del 2016,
aproximadamente $30.000. En ese año empezaron las huelgas y hacia marzo de
2017, tomaron la planta. Respecto a ello, una fuente periodística refleja la
situación que enfrentaban los trabajadores:
“… en términos financieros, la empresa
había sufrido significativos retrocesos, por lo que las negociaciones con la
Subsecretaría de Trabajo rondaron sobre tres posibilidades: a) la quiebra, b)
que los trabajadores formaran una cooperativa para hacerse cargo, o c) que otra
empresa encarara el salvataje...” (Diario Alternativa Socialista, 18 mayo de
2016).
La
segunda opción era la mayoritariamente apoyada por los trabajadores e implicaba
la conformación de una cooperativa, para comenzar así el proceso de autogestión
obrera. En una entrevista publicada en Diario El Zonda (2016), el delegado gremial
y miembro de la comisión de los Ceramistas afirmó:
Queremos que el Gobernador intervenga y
nos de la fábrica a los trabajadores. Sabemos que hacer una cooperativa lleva
su tiempo, pero pedimos que mientras esto se puede concretar, que nos liberen la
mercadería que está en el interior de la fábrica para que la vendamos nosotros
y así poder comenzar a desarrollar de alguna forma la actividad y mantener
nuestra fuente laboral (Diario El Zonda, 21 de marzo de 2016).
El
conflicto acontecido en la Cerámica San Juan incluyó una intensa etapa de
negociaciones con la patronal y la Subsecretaría de Trabajo. Sin embargo, la
respuesta no fue la esperada, dando lugar así a la toma del establecimiento,
que también implicó cortes de ruta y manifestaciones en el centro sanjuanino.
No obstante, la autogestión no pudo alcanzarse y los trabajadores desistieron
en sus intentos de hacerse cargo.
Según
información brindada por el Diario de Cuyo (2016), un ex-empleado sanjuanino
que trabajaba en la Cerámica Los Andes de Chubut, habló con sus jefes, actuó
como intermediario con dicha empresa y, finalmente, la firma chubutense
concretó un acuerdo para alquilar el inmueble sanjuanino y hacerse cargo de
pagarles a los obreros todo lo que debía la firma anterior. Esta administración
tuvo un muy breve accionar, los empleados fueron despedidos y actualmente la
Cerámica San Juan se encuentra cerrada por problemas económicos.
Los
tres ejemplos reseñados, ponen de manifiesto que el camino de la recuperación
de empresas por parte de sus trabajadores resultó ser un proceso complejo en la
provincia y que no basta solamente con la voluntad de los trabajadores para
lograrlo. Deben confluir un conjunto de factores políticos, económicos y
socioculturales que apoyen y coadyuven al fenómeno de la autogestión.
Ahora
bien, otra fue la situación por la que atravesaron los trabajadores del
Aserradero Santiago y el Hotel Termas Pismanta, hoy constituidos como
cooperativas de trabajo. A continuación, se detalla el escenario:
iv) Aserradero Santiago:
Este
aserradero, constituye una de las ERT reconocidas por el Programa Facultad
Abierta en sus diversos relevamientos. La misma, se sitúa en la calle General
Acha del Departamento Rawson, del Gran San Juan. Según una nota periodística
del Suplemento Verde de Diario de Cuyo (2003), la toma de la empresa sucedió
luego del fallecimiento de su propietario en el año 2000. En efecto, tras el
deceso del señor José Santiago, la firma debió cerrar sus puertas.
Si
bien los trabajadores y la viuda del propietario tuvieron la posibilidad de
vender las máquinas para cobrar las indemnizaciones, optaron por seguir el
camino de la autogestión (previo acuerdo con la viuda del propietario),
recuperar los clientes y hacer frente a diversas situaciones socio-económicas
por la que atravesaba el país: corralito, inestabilidad social, crisis política
y económica. Conformados en cooperativa de trabajo, los once socios se dedicaron
desde entonces a fabricar con madera de álamo, cajones, listones y puntales
para la construcción o carpintería domiciliaria.
v) Hotel Cacique Pismanta:
Es
importante mencionar que el caso más destacado de ERT en San Juan lo constituye
el Hotel Pismanta, dado el notable prestigio e importancia histórico-social que
el hotel reviste a nivel internacional, provincial y local. Sin lugar a dudas,
este reconocimiento deviene de las cualidades de las aguas termales donde se
construye el hotel y que resultan favorables para la salud. Ello ha posicionado
a dicha organización como un bien preciado en sí mismo –constituido como lugar
de visitas de muchos turistas– y altamente disputado para su administración.
Junto a ello, la permanencia de más de sesenta años de vida e historia lo
convierten en un actor local importante para propiciar el desarrollo del
Departamento Iglesia.
A
partir de la indagación y reconstitución del accionar de la cooperativa Hotel
Cacique Pismanta, corresponde caracterizar a dicha ERT como una nueva unidad
productiva de la provincia de San Juan. Ella logra ser sustentable a partir de
nuevas formas solidarias de organización de las relaciones de producción;
erguidos sobre los cimientos de una empresa cuya configuración, hasta entonces,
presentaba características de una estructura típica del modelo capitalista.
Según
La Gaceta de Cooperar (2016), el hotel fue inaugurado con 14 habitaciones y 28
camas, pero el prestigio alcanzado por la bondad de sus aguas termales hizo,
que en mayo de 1968 se ampliaran las instalaciones y se invirtieran 36 millones
de pesos en la construcción de 36 habitaciones más. El hotel Pismanta es
propiedad del Estado y fue fundado durante la presidencia de Juan Domingo
Perón. El mismo formó parte de un proyecto de turismo social, cuyo propósito
tiende a “generalizar y socializar el beneficio y las cualidades del agua
termal para todos los sectores sociales”. Sin embargo, esto tomó otro curso con
las sucesivas concesiones privadas que dirigieron los servicios hacia los
sectores socioeconómicos de mayor poder adquisitivo.
En
el año 1974 existió un proyecto más ambicioso en el hotel Pismanta, que
implicaba la construcción de un Complejo Turístico. El entonces gobernador Eloy
Camus puso la piedra basal de una obra considerada como la de mayor envergadura
en la zona puesta en marcha por el gobierno. La obra incluía la construcción de
tres hoteles anexos a la estructura existente, uno de primer nivel, otro para
los más modestos y otro para los que no podían pagar.
Los
recursos económicos provendrían de la Nación pero, pese a ello, la obra nunca
fue concluida. El hotel siguió trabajando con su vieja estructura y aunque
tenía sólo 2 estrellas, su fama atrajo numerosos turistas. En 1982 contaba con
un casino propio y piano-bar. Sin embargo, ambos a fines de esa década cayeron
en desuso y fueron desmontados.
Según
una nota periodística, ya en el año 1986, durante el gobierno bloquista de
Jorge Ruiz Aguilar (luego de la renuncia de Leopoldo Bravo), la provincia
inicio un proceso de privatizaciones de los hoteles estatales, principalmente
el Gran Hotel Provincial, Pismanta y Agua Hedionda. Dos años después se
concesionan los dos primeros, por 15 años a favor de la firma Nogaró San Juan
S.A., quedando fuera de esa concesión Agua Hedionda. Esta sociedad, conformada
por miembros de la tradicional familia bodeguera Graffigna, administró también
el Hotel Nogaró y el Plaza de la provincia de Mendoza (Diario La Vaca, 14 de
octubre de 2004).
La
vida financiera del Hotel Termas Pismanta transitó momentos de inestabilidad en
sus más de 60 años de vida, por lo que el Estado tuvo que hacerse cargo y
ponerlo en condiciones varias veces. Según Pastor (Diario de Cuyo, 2004), desde
su inauguración el establecimiento pasó por varias firmas gerenciadoras que
terminaban entregándolo nuevamente al Estado porque —entre otras razones— la
distancia con la Capital provincial les dificultaba la provisión de insumos,
implicaba un alto costo de mantenimiento del hotel y también había problemas
para conseguir personal calificado.
Sin
embargo, esta firma no finalizó su gestión, pues la crisis de 2001 impactó en
la administración, hasta el punto que pasaron seis meses sin que los
trabajadores percibieran su sueldo. En palabras de Alberto, miembro de la
cooperativa del hotel:
Todo empezó porque la empresa nos estaba
debiendo 6 meses de haberes y nosotros decidimos no perder nuestra fuente de
trabajo. Nos guiamos también, lógicamente, de algunas cuestiones que estaban
sucediendo a nivel nacional en torno a otras Empresas Recuperadas y todo ese
tema. Por eso, teníamos idea de qué se trataba y que es lo que pretendíamos
hacer. (Alberto, comunicación personal, 13 de enero de 2016).
Esta
fue la situación que desencadenó la toma del hotel por parte de los
trabajadores, y que implicó una serie de etapas adversas y de procesos
complejos. En julio de 2002, los empleados firmaron un acuerdo con la empresa
gerenciadora que los habilitó para hacerse cargo de la administración.
En
septiembre de 2003, fue sancionada una Ley que otorgaba la concesión del
establecimiento a la Cooperativa de Trabajadores, pero su validez fue recusada
en el Poder Judicial. Por tal motivo, en abril de 2004 se inició una larga
etapa de negociaciones con el Gobierno Provincial que tuvo mucho respaldo de la
sociedad departamental, provincial y de otras instituciones.
Finalmente,
en el año 2006, el gobierno entregó la concesión del hotel Termas de Pismanta,
por quince años con opción a cinco más, a la Cooperativa de Trabajadores
Cacique Pismanta. Fue el presidente Néstor Kirchner, quien, en 2007, entregó la
administración (es algo más que un edificio) de la empresa o de la razón social
a los trabajadores, constituidos como Cooperativa de Trabajo.
Cuando los medios de producción pasaron al mando de los
trabajadores, una nueva significación de la cultura del trabajo emergió. La
lógica es otra, porque la autogestión con su poder en la toma de decisiones, se
contrapone a responsabilidades que antes sólo les competían a los dueños de las
unidades productivas, la igualdad en los ingresos de todos los trabajadores,
deja atrás los salarios según escala jerárquica y la solidaridad supera a la
competencia.
En la localidad de Iglesia, los diferentes actores sociales
se encuentran entrelazados con fuertes vínculos. Específicamente, los
trabajadores de la Cooperativa Pismanta son en su mayoría parientes, amigos o
conocidos del pueblo. Es por ello, que la relación intra-cooperativa es
estrecha, directa, con comunicación fluida y horizontal. Claramente, existe la
autoridad que es respetada y avalada por el colectivo de los trabajadores, pero
ello no reduce la existencia del sentimiento de pertenencia que tienen los
trabajadores. Es importante rescatar la valorización que los mismos
trabajadores hacen del hotel.
El
hotel no es sólo una fuente laboral, sino que se ha vuelto una suerte de
“patrimonio iglesiano”, algo que debe ser conocido y respetado por las próximas
generaciones, que debe ser preservado y valorado porque, en suma, es parte de
su identidad. Y la comunidad lo hace propio desde distintos lugares: el hotel
abre sus puertas para que convivan expresiones artísticas, religiosas,
educativas y culturales y también sale a la comunidad. Sin lugar a dudas,
muchas fueron las adversidades que los trabajadores tuvieron que enfrentar:
falta de recursos materiales, poca credibilidad por parte de algunas
autoridades políticas, incesantes idas y vueltas en el momento de obtener la
concesión, existencia de conflictos internos que fueron resueltos lo cual
permitió la continuidad del trabajo cooperativo, entre otras. Asimismo, las
propias cualidades de las aguas termales requieren de constantes inversiones
edilicias, tarea difícil y costosa, no expedita; por ello, surgen campañas de
desprestigio del accionar de la cooperativa.
6) Reflexiones finales: una mirada integral
a las ERT desde la Sociología del Trabajo y la Organización.
Las
ERT aportan, en líneas generales, al desarrollo económico y social del país y
la provincia, pero siempre estando al servicio del trabajador y de la comunidad;
por ello integran en un mismo objetivo la eficiencia económica y el bienestar
social. Estas empresas emergen como una institución más del sistema económico,
diferentes del sector público y del empresarial clásico, pero tan estructural
como ellos; con una impronta propia para mejorar la asignación de recursos y la
redistribución de la renta, consolidando la estabilización económica necesaria
para un crecimiento equilibrado, sostenido y muchas veces respetuoso del
sistema ecológico.
En
los ámbitos académicos, se han dado amplios debates en torno a la permanencia
en el tiempo de las ERT y otras nuevas formas de trabajo. Inicialmente algunos
se aventuraban a declarar que podían imponer un nuevo modelo económico,
contrario al capitalista y que ello traería consigo un nuevo tipo de régimen
político; empero esto fue desestimado por la misma realidad.
En
primer lugar, porque necesariamente los modos de concreción de estas empresas
insertas en la llamada “Economía Social y Solidaria” se inscriben dentro de la
propia lógica del sistema capitalista y no podrían subsistir fuera de él. En
segundo lugar, porque el colectivo encargado de lograr el cambio de sistema, no
cuenta con la existencia previa de una conciencia crítica a la formación
social, sino más bien son trabajadores que buscaban evitar la destrucción de su
identidad social como trabajadores estables. Y tercero, porque el sistema
capitalista está más vigente que nunca.
Sin
embargo, a través de estas páginas, se ha demostrado que las ERT constituyen
una real y no coyuntural opción, ante la pérdida de trabajo en un contexto con
altos índices de pobreza y desempleo. Específicamente, a partir del año 2001
diversos trabajadores acompañados por organizaciones de diferente índole,
ocuparon empresas, resistieron el desalojo y comenzaron a producir. La puesta
en marcha de la producción de bienes o servicios y la consolidación de un
movimiento de ERT muestran que es factible eludir el rol de gerentes y patrones
en la producción, a la vez que otorgan poder y legitiman una nueva forma de
lucha del movimiento trabajador.
El
origen de las ERT se encuentra entrelazado a los períodos de crisis, por lo
cual Argentina se convierte en un terreno fértil para la propagación de la
autogestión obrera. Nuestro país marcha en un estado de crisis recurrente,
donde existe una repetición cíclica de períodos muy críticos y sucedidos por
otros de reacomodamiento de los actores políticos y sociales que no logran
estabilizarse. Muestra de ello son los treinta años y más de democracia,
jalonados por episodios de hiperinflación y devaluaciones dramáticas, la caída
de un gobierno en medio de una grave perturbación social y otras conmociones
semejantes, en un contexto de distribución regresiva del ingreso, perdida y
deterioro del empleo, marginalización y exclusión creciente de una gran parte
de la población.
Respecto
a las diversas experiencias de ERT en San Juan, a modo de síntesis se presenta
un resumen de las principales características organizacionales que las han
signado y que el presente trabajo ha coadyuvado a destacar.
Si
bien sólo dos casos de ERT sanjuaninas han sido abordados en detalle por los
especialistas en el tema, el aporte principal de este trabajo ha sido contribuir
al conocimiento de las diferentes experiencias exitosas y no exitosas de
recuperación de empresas en la provincia y a enmarcar la complejidad del
fenómeno en la trama del contexto nacional.
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Fuentes testimoniales:
Entrevista a María
(13 de enero de 2016). Entrevista
realizada por la autora, disponible en el archivo de investigación de la misma.
Entrevista a
Alberto (13 de enero de 2016). Entrevista
realizada por la autora, disponible en el archivo de investigación de la misma.
[1] Licenciada en
Sociología y Profesora en Sociología por la Universidad Nacional de San Juan
(UNSJ). Doctoranda en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Cuyo
(UNCUYO) y Becaria doctoral de CONICET con lugar de trabajo en el Instituto de
Investigaciones Socioeconómicas (IISE, Facultad de Ciencias Sociales, UNSJ).
[2] La expropiación es
conceptualizada como “...una transferencia obligatoria de la propiedad o uso de
una cosa desde su titular al Estado, mediante el dictado de una ley y el pago
previo de la indemnización equivalente al valor económico del objeto
expropiado. Se encuentra regulada legalmente mediante la ley nacional Nº 21.499
y en diferentes leyes provinciales. Según la legislación vigente puede
expropiarse cualquier bien, sea público o privado, material (una máquina o
inmueble) o inmaterial (una marca, por ejemplo) siempre que se procure la
satisfacción del bien común. En el caso de las empresas recuperadas la
“utilidad pública” radica en la preservación de las fuentes de trabajo.”
(Ruggeri, Galeazzi y García, 2012, p. 32).
[3] El “Movimiento de los
Trabajadores Sin Tierra” surgió en Brasil a mediados de los años ochenta, como
respuesta a la necesidad secular de tierra de significativos grupos de
campesinos. En un país como Brasil, con haciendas cuya área supera un millón de
hectáreas (la mayor tiene 30 millones de kilómetros cuadrados de superficie),
la única salida para los campesinos sin tierra fue buscar formas de acción que
les permitiesen hacerse de ella allí donde vivían; sobre todo, si se toma en
cuenta que tierras no cultivadas sobraban en todas las regiones de dicho país.
La ocupación de territorios se transformó en el principal instrumento de
presión y en la primera escuela de concientización política y de socialización
de decenas de miles de campesinos. Desde entonces, ese movimiento ha conseguido
por vías no violentas convertirse en un instrumento de transformaciones
revolucionarias en la sociedad brasileña. Ver más en Harnecker, M. (2002). El
Primer Congreso Nacional de Delegados de los Movimientos en procura de Tierras
fue en 1985 y la constitución legal del MST en 1988.
[4] Es un programa de
investigación y extensión universitaria vigente desde el año 2002, dependiente
de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y
coordinado por Andrés Ruggeri. Su misión es investigar, a la vez que brindar
apoyo y asesoramiento a las ERT. A partir del año 2004, entre otras acciones,
el Programa creó el Centro de Documentación de Empresas Recuperadas que
funciona en las instalaciones de la Cooperativa Chilavert Artes Gráficas.
Asimismo, en el marco de dicho Programa se viene organizando el Encuentro
Internacional “La Economía de los Trabajadores” desde el año 2007 hasta la
actualidad.
[5] A partir de la asunción
de Mauricio Macri a la Presidencia de la Nación hacia fines de 2015, se produjo
un giro importante en materia de política económica en el país que
indefectiblemente repercutió en el ámbito de las ERT. Por tal razón, el
Programa efectuó en Junio de 2016 un estado de la cuestión de las empresas
recuperadas en los comienzos del nuevo ciclo político. Este estudio muestra
cómo las primeras medidas del Presidente afectaron directamente los procesos de
autogestión de empresas. Al respecto, el Programa Facultad Abierta ha emitido a
la fecha sólo un informe preliminar de la situación de las ERT sin una mayor
sistematización de los datos, por lo cual no ha podido incorporarse información
más reciente en la presente tesis. Dicho informe puede verse en: http://www.recuperadasdoc.com.ar/preliminar2017.pdf
[6] El caso específico del
Hotel Cacique Pismanta, su proceso de recuperación por parte de los
trabajadores y funcionamiento como cooperativa ha sido analizado con
profundidad en otro artículo científico.